jueves, 7 de junio de 2018

¿Maldices el día que besaste a un escritor?



Hoy me encuentro enfrente de mi computadora, tratando de encontrar la voluntad para trabajar, pero esta me evade. Mi mente se encuentra concentrada (tal vez sería más apropiado decir escapando, no lo sé), recapitulando los eventos de ayer. No puedo verme en el espejo, me doy asco. El chupetón en mi cuello me avergüenza. Creo que a estas alturas no puedo hacer más que esperar que nadie lo note, que nadie note mi... mi... no lo sé... simplemente, este es uno de los momentos en los que desearía desaparecer.

     Creo que esta demás el mencionar que ayer tuve otro ataque de desesperanza. Soy humano, el desear sentir la piel de otro humano es natural, entonces ¿por qué me sentí tan mal? ¿por qué aun hoy me sigo recriminando lo que ha pasado ayer? !¿Por qué?! Es tonto hacerse estas preguntas, claro que sé estas respuestas, solo que me las niego a mi mismo.

     Ayer mi instinto animal tomó el control, no me pude controlar y volví a abrir grindr. Sé que no debí hacerlo, pero fui débil. Me odio a mismo. Desde el minuto uno supe que fue un error. La agonía de las miles de conversaciones y negativas que recibí me destrozaron. Ya lo dije y lo volveré a repetir hasta el cansancio: el mundo gay es un lugar cruel y despiadado. Aun así seguí ahí, viendo que podía encontrar, termine por aceptar la propuesta del típico pito chico con sobre peso que nunca pone su foto. Sabía que eso solo podía terminar en desastre, lo sabía en lo más profundo de mi mente, sin embargo, mi deseo por sentirme como un objeto sexual, ser algo que pudiera despertar los instintos básicos de la naturaleza humana, me llevó a darle mi dirección. A medida a que pasaban los minutos... extrañamente no se sintieron, simplemente pasaron. Cuando llegó, se hizo lo que se tenía que hacer... Me doy asco, el tipo me daba asco, quiero hacerme la pregunta ¿por qué mierda lo hice? pero, de nuevo, no tiene casó hacerla porque ya se la respuesta.

    No pude terminar, y no tenía la intención de hacer que el llegara al clímax. Lo mande a su casa, me metí a la ducha y me puse a reflexionar sobre la vida: "Eres una basura" "Eres una bola de grasa" "No mereces nada", "Nadie nunca te amara", "La felicidad esta reservada únicamente para las personas hermosas". A grandes rasgos y en forma de resumen, esto fue lo que me atormento el resto de esa tarde. Obviamente intente combatirlos, sin embargo esta vez eran muy fuertes... 

     Por fortuna, tuve la suerte de ser visitado por dos amigas. Las cuales amenizaron mi tarde y me permitieron huir de mi propia mente (no mucho, pero algo es algo). Obviamente, en el momento en el que ellas se fueron todo volvió a mí, pero para ese momento mi energía se había renovado lo suficiente para poder dar pelea. Para cuando llegó la hora de dormir, había logrado calmarme un poco, aun así estaba preocupado. Preocupado de que a la mañana siguiente me despertaría repitiendo las frases de auto-odio, ya he estado en esa situación y no quiero volver a vivirla. Créanme cuando les digo que es un infierno horrible cuando tu única motivación para despertarte es recordar que eres una basura humana.

     Por algún motivo, estando es ese estado de completa pena ajena, me acorde de la canción Writer In The Dark de Lorde. Mi raciocinio escapa al motivo del porqué se me ha venido a la mente. Lorde no es mis artistas favoritas y la canción, pues, me es indiferente. No me identifico con la letra, no al menos en un cien por ciento... tal vez sea el dramatismo con el que es interpretada o la tristeza que emana, no lo sé, pero  me puse a escucharla y llore. Llore hasta no poder más, llore hasta quedarme dormido, llore hasta sacar todo de mí.

     Hoy, estoy bien, supongo. Mi mente me sigue castigando por lo de ayer, sin embargo trato de seguir adelante. He eliminado Grindr y creo que seguiré indiferente a la vida por un rato más. Sigo sin poder verme en el espejo sin darme asco. Renunciare a cualquier forma de vida sexual, al menos hasta que mejore mi estado mental.

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